lunes, agosto 08, 2011

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¿Merece la pena estar atado a la opinión de personas que no te conocen? ¿Es siquiera normal pensar en lo que esa gente pueda opinar de ti debido a lo que digas o hagas?

La respuesta es NO.

Supongo que he llegado a un punto en que me da igual básicamente todo. Depositas tu confianza, tus esperanzas en una persona y te defrauda, después pulsas el botón de continue y vuelta a empezar. Así ha sido siempre, avanzar y avanzar, dejar un poco de ti mismo en cada fracaso para después encontrar frente al espejo a una persona diferente.

Creo que para mi ya ha llegado el game over, no me quedan ganas de seguir con este juego. Quiero seguir siendo la misma persona, sin adulterar. Si mi yo adolescente me conociese supongo que me daría un par de puñetazos, me los merezco, lo único que he hecho ha sido borrar las convicciones e ideales que tenía a esa edad. Nunca más.

Hago las paces con mi teen interior y prometo no volver a dejar que mi vista se nuble con promesas efímeras y vacías. Vivo para mi, para mi exclusivo disfrute, hasta que encuentre una razón para dejar de hacerlo. ¿Suena egoísta? Lo es, pero la vida no es una carrera de buenas intenciones, es cruel y te drenará hasta el último rastro de tu esencia si te despistas. Podríamos decir que no se si estoy medio lleno o medio vacío.

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