Un buen día ese chico, llamémoslo Juandi, tuvo una terrible revelación en el transcurso de una ducha larga, una de esas duchas que dejan el piso sin agua caliente y que minan la amistad:
Tenía que matar a Bill.
Vale no, en realidad lo que pasó es que supo qué tatuaje era el suyo, la clase de marca que definía su vida de principio a fin. Y así, Juandi dejó de joder a sus amigos con el tema y todos fueron felices.
Posteriormente, nuestro héroe sería herido de gravedad luchando a espada con un ornitorrinco ninja camuflado de mujer de belleza incomparable, que se ganó la confianza de nuestro héroe a fuerza de escotes y piernas interminables. Pero esa, es otra historia.
Un beso fuckers.
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El que tu quieres te va a costar tanto dinero que vamos a tener que hacer mocho para que vivas, mira que eres caprichoso... Meh <3
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